El vocablo hipnopedia hace referencia al aprendizaje mnémico
que se verifica durante el sueño con la ayuda de instrumentos que reproducen
ciertos contenidos sin despertar a la persona. En otras palabras, será el
aprendizaje subliminal nocturno. Pero… ¿es posible aprender con la hipnopedia o
es solo un mito?
Desgraciadamente hasta el momento esta es una técnica que se
ha estudiado muy poco y fundamentalmente en la década de los años ’50 y ’60 del
siglo pasado. En la actualidad no se encuentra plenamente rechazada pero
tampoco comprobada, si bien no se recomienda como técnica principal de
aprendizaje.
Se conoce que durante el sueño el cerebro emite ondas
diferentes que nos hacen más sensibles a la recepción de los estímulos
auditivos pero esto no quiere decir que seamos capaces de adquirir un
conocimiento que podamos aplicar posteriormente. Esto se debe a que durante el
sueño se produce una desconexión entre la corteza cerebral y las señales
temporales de forma que se dificulta no solo la memorización sino que se hace
imposible la comprensión del contenido que se pretende “aprender”. Puntualizo
que el hecho de que durante el sueño se produzcan procesos de consolidación de
la memoria y de los contenidos previamente aprendidos, no es lo mismo que
aprender durante el sueño.
En el año 1956 los psicólogos William Emmons y Charles Simon
idearon un curioso experimento para comprobar la eficacia de la hipnopedia.
Estos psicólogos crearon una lista de diez palabras que era repetida tantas
veces como fuese posible durante un periodo de ocho horas de sueño. Durante
todo este tiempo se grababa con un EEG las funciones cerebrales de las
personas.
Posteriormente, a los participantes se les pidió que
eligieran de una lista de 50 palabras, las diez que habían “aprendido” durante
el sueño. Pudo apreciarse que la mayoría de las personas no eran capaces de
determinar cuáles eran las diez palabras que habían “escuchado” en la noche.
Sin embargo, si las palabras se presentaban durante el periodo de somnolencia
profunda (cuando aumentaba la actividad alfa), aumentaba su retención pero solo
acudían a la memoria cuando se les pedía inmediatamente que las eligieran
dentro de una lista; es decir, no eran capaces de recordarlas por ellos mismos.
Sin embargo, unos años antes los psicólogos Fox y Robbin
habían realizado un experimento exitoso. En este estudio hacían escuchar a las
personas 25 palabras en idioma chino y la traducción de las mismas en idioma
inglés, repetidas tan solo 15 veces durante el sueño. En comparación con el
grupo de control (que había escuchado música), quienes oyeron las palabras
chinas y su correspondiente traducción mostraron una mejor comprensión de
algunas frases en idioma chino.
Más reciente en el tiempo es un experimento realizado en la
Universidad de Hull. En esta ocasión a los participantes, antes de ir a la
cama, se les presentaron 20 imágenes. Posteriormente, durante la fase REM o la
fase 2, se les pasó una cinta donde estaban grabadas series de 10 palabras que
fungían como los equivalentes verbales de la mitad de las imágenes que habían
visto antes de dormir. Estas palabras se repitieron diez veces.
En la mañana, al pedírseles que recordaran las imágenes,
pudo apreciarse que la memoria de quienes se habían sometido al “aprendizaje”
durante la fase 2 había mejorado en comparación con el grupo control. Sin
embargo, la repetición durante la fase REM no mostró una mejoría en la
recuperación de la información. Los investigadores sugieren que estas
diferencias para recuperar la información se debe a que durante la fase 2 del
sueño existen menos barreras para almacenar los datos mientras que en la fase
REM nuestro cerebro se concentra más en la consolidación de lo ya aprendido,
por ende, está menos dispuesto a aceptar nuevos datos.
Así, puede presuponerse que el cerebro sea más receptivo
durante algunas fases del sueño y no otras de la misma forma que este método
podría ser más adecuado para algunas materias como la enseñanza de idiomas y no
para otras.
No obstante, lo cierto es que hasta el momento no existen
datos científicos concluyentes (o al menos yo no los conozco) realizados con
una gran muestra que comprueben o desmientan totalmente la eficacia de la
hipnopedia.
Aún así, considero que por mucho que pueda avanzarse en este
campo, la hipnopedia no es un verdadero método de aprendizaje en tanto durante
el sueño somos incapaces de analizar y llegar a conclusiones generalizadoras.
Debemos recordar que aprender es mucho más que memorizar.