Un estudio de la empresa Plantronics determinó que nuestras
conversaciones telefónicas han cobrado especial
importancia para nuestras relaciones profesionales, y las negociaciones
por esta vía se han hecho cada vez más comunes.
Si hablamos de lenguaje corporal, no podríamos decir que nuestros gestos
tienen una influencia directa… Pero nuestro tono de voz cobra una importancia
crucial. He aquí diez técnicas que te
ayudarán a perfeccionar tu voz al teléfono:
- Sonríe mientras hablas: Es una sensación muy agradable cuando
“sentimos” que nuestro interlocutor está sonriendo al hablar con nosotros.
- Mantén la barbilla en alto: Cuando tu barbilla desciende hacia tu
pecho, pasan un par de cosas: tu voz se vuelve más gutural y apagada y te
costará respirar; créeme, quieres evitar ambas situaciones.
- Haz apuntes antes, durante y después de la llamada: Cuando es una
llamada de negocios, no olvides establecer un “Guión” y practicarlo. Siempre ten un papel y un lápiz a mano, y así
evitarás hacer pausas incómodas para organizar tus pensamientos o buscar con
qué tomar apuntes. Pero ojo, !no se trata
de sonar robótico o monótono!
- Usa un volumen un poco más alto de lo normal: Es muy probable que la
otra persona no pueda escucharte con suficiente claridad; para evitarle la
molestia de decirte que repitas (y que hables con más fuerza), adapta tu voz a
un volumen relativamente alto sin que te “canses” al hablar. La respiración es fundamental en este caso.
- Mantén una temperatura correcta: Una habitación u oficina demasiado
fría te hará sonar rasposo en pocos minutos.
Demasiado calor y te agotarás más rápido.
- Evita los ruidos ambientales: No sólo te distraerán a tí, sino a tu
interlocutor. Asegúrate que la
protagonista de la conversación sea tu voz y no el tráfico de la hora pico.
- Hidrátate con frecuencia: Bebe agua con regularidad, te ayudará a
resistir conversaciones más largas y negociaciones difíciles.
- No apoyes el teléfono en el hombro: Aumentará tu estrés al ser una
posición de mucha tensión y tu voz sonará distinta. Si tienes que hacerlo con frecuencia, usa un
dispositivo manos libres.
- Asegúrate de que tu interlocutor intervenga: No todo es hablar, hablar
y hablar; si agotas tu “Guión” demasiado pronto, la persona con quien hablas no
sentirá que tiene mucho que decir. Trata
de involucrarl@ activamente en la conversación, de esa manera no apresurarás el
final del diálogo y tendrás más herramientas para negociar. Todo esto redundará en una voz más segura.
- No te apresures: Trata de mantener la calma siempre y no atropelles
las palabras; casi siempre debemos hablar más lentamente de lo que creemos,
pues la ansiedad puede llevarnos a “correr” un poco.
Repasa tu voz grabándote y escuchándote:
Una vez que te sientas preparado, grábate mientras hablas con
alguien. ¿En qué momentos dudaste?
¿Disminuiste el tono de voz en algún punto?.
Recuerda que la práctica hace al maestro.
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