Criticar es fácil, realizar una crítica constructiva es un
arte. A veces pareciera que tuviéramos incluido en nuestro ADN el “don” de
criticar y es que evitar esta postura hipercrítica es sumamente difícil. De
hecho, les motivo a que pasen un día entero sin criticar nada. De seguro antes
de que pasen tres horas se encontrarán criticando algo.
No obstante, la crítica no tiene por qué ser negativa sino
que puede convertirse en un punto de apoyo para crecer, en este caso me refiero
a la crítica constructiva.
El objetivo esencial de la crítica constructiva es lograr un
cambio favorable que beneficie a los otros (y esta es la idea que siempre
debemos tener presente cuando vayamos a criticar). Con demasiada frecuencia
cometemos el error de analizar únicamente nuestro punto de vista sin tener en
cuenta las necesidades o propósitos que tienen los otros. Por eso, antes de
criticar, es necesario abrir nuestra mente y preguntarnos si nuestra crítica
realmente puede aportarle algo positivo a la otra persona.
En este punto podrás comprender que realizar una crítica
constructiva que ayude a crecer al otro no es tarea fácil; sin embargo, existen
algunas reglas que pueden ayudarte:
1.- Ser autocrítico: ¿Estamos criticando un error que
nosotros mismos solemos cometer? ¿Vamos a sugerirle a una persona que sea más
flexible cuando nosotros no lo somos? Normalmente la crítica es aceptada con
agrado cuando proviene de una persona confiable y madura. Esto quiere decir que
la técnica: “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”, no se aplica a las
críticas constructivas.
2.- Personalizar: mientras más personalizada sea la crítica,
más probabilidades tendrá de llegar a buen puerto. Hablar en sentido general no
ayuda, es mejor determinar adecuadamente el objetivo y hacerlo llegar de forma
concisa y personalizada al caso que tenemos delante.
3. Criticar resultados y comportamientos, no personas: el
hecho de que alguien haya hecho mal algo, no significa que la persona sea
incompetente. El hecho de que se haya comportado de manera rígida ante una
situación no significa que sea una mala persona. Por ende, cuando criticamos
debemos tener cuidado con las palabras utilizadas. Una crítica constructiva no
tiene el objetivo de hacer sentir mal al otro sino de ayudarle, por ende, no le
criticamos como persona sino que apuntamos los errores de sus resultados o
comportamientos.
4.- Utilizar el tono adecuado: el objetivo de una crítica
constructiva no es vencer al otro sino convencerlo de los problemas o errores.
Por ende, el tono de sabelotodo o de prepotencia no es el más adecuado. Intenta
asumir la postura del amigo o del compañero que desea sugerirle un cambio.
5.- Buscar el momento adecuado: en ciertas ocasiones, sobre
todo en los lugares públicos o cuando la persona está muy comprometida
emocionalmente, es mejor posponer la crítica para otro momento. Si realmente
deseamos que la otra persona cambie, debemos esperar a que tenga una
disposición emocional adecuada para escuchar lo que deseamos decirle.
6.- Brindar sugerencias y apoyo: a veces, por muy
constructiva que sea la crítica, la soltamos cual “patata caliente”. Es decir,
apuntamos lo que anda mal pero no le brindamos un posible camino para que
solucione la problemática. Esto provoca desazón y angustia en la persona que es
criticada ya que se siente perdido y sin brújula. Por eso, antes de criticar,
es mejor pensar en cuáles podrían ser las posibles opciones para cambiar lo que
está mal hecho. Si no tenemos ninguna solución a mano, entonces es importante
brindarles nuestro apoyo para encontrar juntos una salida.
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