La primera lección sobre cómo detectar mentiras es bastante fácil de identificar, la llamaremos “Repetir la pregunta”
¿En qué consiste? como su nombre lo indica, tiene dos
manifestaciones posibles:
1) Le hacemos una pregunta sencilla a una persona y ésta la
repite total o parcialmente, como si no nos hubiese escuchado o entendido.Por ejemplo, un diálogo clásico:
Andrea: “¿Se puede saber dónde estabas tú anoche?”
Beto: ¿Anoche? / ¿Que dónde estaba yo anoche? / ¿Quién, yo?
En cualquiera de los casos, los centros de procesamiento del
cerebro están siendo puestos en funcionamiento de manera sorpresiva, y con el
pleno conocimiento de que a una pregunta sencilla debe seguirle una respuesta
sencilla, la mente necesita valiosas décimas de segundo para articular una
respuesta no comprometedora. ¿Cómo ganar
tiempo? repite la pregunta. Es algo que
hacemos casi instintivamente.
2)Complementar la respuesta con la pregunta misma.Digamos que no repetimos literalmente la
pregunta, sino que la “adjuntamos” a una respuesta que debería ser, a todas
luces, sencilla. Por ejemplo:
Andrea: “Amor, ¿Le pusiste comida al perro?”
Beto: “Uhm, Sí amor, yo le puse comida“
Luego de una respuesta así, esperemos que Beto se asegure de
que Fido no se muera de hambre. El
incluir la pregunta original como una coletilla de la respuesta (que en este
caso podría ser simplemente “Uhm, Sí amor“) es señal que el centro del lenguaje
quiere sonar convincente, cosa que no ocurre cuando nos preguntan nuestro
nombre, por ejemplo.
Fuente:lenguajecorporal.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario