Pues bien, los investigadores canadienses Lawson y Fouts se
dieron a la tarea de revisar minuciosamente 34 largometrajes producidos por Disney.
Los resultados fueron, cuanto menos, impresionantes: las "referencias a la
enfermedad mental" son más usuales en los filmes de Disney que en los
programas de televisión. Exactamente, aparecen en el 85% de sus películas con
un promedio de 4.6 referencias por cada filme. Además, una quinta parte de los
personajes principales es descrito como enfermo mental usando apelativos
descalificadores que brindan una imagen estereotipada y peyorativa de este
problema.
Por poner tan solo algunos ejemplos, recordemos uno de los
clásicos de Disney: “La bella y la bestia”, en el cual el padre de la Bella es
tachado de loco y renegado por el pueblo para después ser encerrado en un
“manicomio” debido a que sobornaron a un psiquiatra. En “Alicia en el País de
las Maravillas” los personajes de la Liebre y el Sombrerero Loco se llevan la
peor parte mientras que en “Asterix” se usa continuamente el término
“majaretas” para hacer referencia a todo aquel que posea costumbres distintas a
las de los romanos.
En la actualidad el panorama no ha cambiado mucho: el
protagonista de “Hermano Oso” es descrito como loco e irreflexivo; en “Nemo” el
personaje de Dory trivializa en extremo el “trastorno de memoria a corto plazo”
y el tiburón Bruce y sus amigos simplifican a niveles insuperables el esquema
terapéutico de Alcohólicos Anónimos.
Uno de los ejemplos más fuertes aparece precisamente en “El
Rey León”. En este filme las hienas asumen el rol de enfermos mentales,
reconocible por sus ojos en blanco, su aguda risa histérica y las “travesuras”
de Ed (el personaje más “loco” de los tres) que incluso se autolesiona royendo
su propia pierna. Conforme avanza la película queda claro que las hienas están
relegadas al grupo social más bajo y que son de temer y evitar absolutamente
pero, siempre que sea posible, se puede sacar provecho de ellos.
Los autores del estudio afirman que la exposición mantenida
a este tipo de filmes podría fomentar una imagen estereotipada y denigrante de
la enfermedad mental propiciando a su vez respuestas emocionales negativas como
el miedo.
Por otra parte, un estudio realizado por investigadores
neozelandeses dirigidos por Claire Wilson donde se analizaron 69 dibujos
animados confirma estos resultados. Según estos especialistas el lenguaje poco
respetuoso que se utiliza para designar la enfermedad mental haría que los
niños captasen que este tipo de apelativos denigrantes es aceptado socialmente
e incluso, que es divertido mofarse de estas personas.
Por supuesto, no se pretende que los dibujos animados para
niños se conviertan en un compendio de Psiquiatría pero teniendo en cuenta que
los mismos pueden ser un referente importante en el desarrollo moral del
pequeño, sería muy adecuado que algunos diálogos y personajes fueran
repensados.
Fuentes:
Lawson, A.
& Fouts, G. (2004) Mental illness in Disney animated films. Canadian
Journal of Psychiatry; 49: 310-314.
Wilson, C.
et. Al. (2000) How mental illness is portrayed in children's television. A
prospective study. British Journal of Psychiatry; 176: 440-443.
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