martes, 13 de noviembre de 2012

Como funciona la memoria: 5 aspecto que no conoces

 Solemos decir que una persona es la suma de sus memorias. Somos quienes somos porque tenemos un pasado y lo recordamos a menudo. Cuando debemos tomar una decisión importante, lo primero que hacemos es mirar atrás en el tiempo para buscar situaciones similares y ver cómo las resolvimos.

Sin embargo, aunque echemos mano a la memoria todos los días, esto no significa que entendemos bien cómo funciona. De hecho, recién ahora los psicólogos están redescubriendo esta función psicológica.

Si comprendes cómo funciona tu memoria, podrás mejorarla. Por eso ahora vamos a echarle un vistazo a algunos de los mitos más comunes sobre el funcionamiento de la memoria:

1. La memoria no decae con el tiempo. ¿Quién no ha experimentado la frustración de hurgar en la memoria y no encontrar el recuerdo que andaba buscando? Es cuando dices “lo tengo en la punta de la lengua” porque estás seguro que el recuerdo está allí pero eres incapaz de hacerlo consciente.

Desde esta perspectiva, puede parecer muy obvio que la memoria decae con el tiempo. Sin embargo, cada vez más los investigadores están convencidos de que nuestra memoria tiene una capacidad asombrosa y que almacena prácticamente todo lo que vivimos, el problema es que después no somos capaces de encontrar el recuerdo.

En práctica, es como si tuviésemos un enorme almacén de recuerdos pero en la misma medida en que se va llenando, se nos hace más difícil acceder a algunas de estas “gavetas”. En este punto te estarás preguntando qué sentido tiene almacenarlo todo si después no lo podemos recordar. He aquí la respuesta.

2. El olvido nos ayuda a aprender. La idea de que olvidar algo nos ayude a aprender puede parecer un contrasentido pero basta imaginar que lío tendríamos en nuestra mente si pudiésemos recordar cada detalle de nuestra vida. Nuestra memoria elige los recuerdos más trascendentales, ya sea desde el punto de vista emocional o cognitivo, y les da prioridad sobre los otros. De esta forma, podemos accede inmediatamente a estos contenidos y usarlos para aprender otras cosas.

Es un fenómeno similar a cómo organizamos la pantalla de nuestro ordenador. Normalmente ponemos en el desktop solo los programas o carpetas que nos resultan más significativos. De esta forma, cuando los debemos usar, los tenemos a la mano. Sin embargo, en nuestro ordenador tenemos más información, si bien toda no se muestra en el desktop.

3. Los recuerdos “perdidos” se pueden recuperar. Si partimos del presupuesto de que hemos almacenado prácticamente todo lo que hemos vivido en algún lugar de la memoria, entonces es fácil comprender que, con las técnicas adecuadas, podemos recordar cualquier información. A veces basta esforzarse un poco, otras veces serán necesarias técnicas más complejas, como la hipnosis.

4. Cuando traemos a la mente un recuerdo, lo estamos alterando. Solemos pensar en la memoria como un gran almacén donde dejamos colocados los recuerdos y estos permanecen allí, fieles e inalterables. Sin embargo, la realidad es bien distinta, nuestra memoria es creativa y a veces entremezcla informaciones, le quita y le añade detalles.

Cada vez que traemos a la mente un recuerdo, este se consolida y se hace más fuerte, en comparación con la otra información que tenemos almacenada. Por ejemplo, imaginemos que estamos recordando un regalo especial que nos hicieron cuando cumplimos los seis o siete años. En la misma medida en que nos focalicemos en este regalo, el recuerdo de los otros regalos se irá opacando. Y mientras más recordemos la situación en la que recibimos el regalo en cuestión, más estaremos reconstruyendo nuestro recuerdo del cumpleaños ya que estaremos priorizando unas experiencias sobre otras. De hecho, hoy se conoce que es posible implantar recuerdos falsos.

5. La memoria se “recarga”. Pongamos que deseamos aprender a jugar al balonmano. ¿Sería mejor dedicarle una semana entera al saque, otra a recibir y así sucesivamente o es mejor mezclar todos los aprendizajes?

Según los expertos, lo mejor es mezclar las técnicas pues así podemos memorizar mejor los movimientos. Y lo mismo vale para la memoria declarativa; es decir, para aprender los contenidos que nos enseñan en la escuela. ¿Por qué?

La explicación es muy sencilla: todo parece indicar que cada vez que cambiamos de actividad para focalizarnos en otra, nuestra memoria sufre una especie de “recarga”. Es decir, es como si todos los recuerdos con los cuales estábamos trabajando, pasasen a un segundo plano para recargar una información nueva y más pertinente con la tarea que estamos realizando aquí y ahora

lunes, 12 de noviembre de 2012

Las dos facetas de la música triste vistas desde la amígdala


El centro de las emociones humanas descansa en el sistema límbico y no en el corazón, como se pensaba antiguamente. Lo curioso es que la música es capaz de llegar con una intensidad peculiar hasta la amígdala, la estructura que gestiona las emociones. De hecho, cuando nuestro cerebro percibe una melodía, nuestro sistema neuronal se conecta con los núcleos de la emoción y es por eso que podemos reconocer una canción o asociarla con determinados recuerdos.

Un estudio desarrollado en la Universidad de Frëie, en Alemania, ha descubierto que las personas que presentan lesiones en la amígdala no reconocen las diferencias entre una música con tintes tristes y una de impronta tenebrosa (como las que se utilizan en los filmes para acentuar el miedo en los espectadores) sino que tan solo reconocen la música alegre.

La indiferencia ante las emociones que transmite la música también se ha apreciado en quienes padecen el Síndrome de Asperger, un trastorno en el cual la amígdala está muy poco desarrollada. Estas pistas le han servido a los investigadores para hipotetizar que la música está fuertemente ligada al procesamiento emocional y que incide en nosotros sin importar nuestra edad o raíces culturales.

En general, la música que podríamos calificar como “triste”, imita la prosodia de una voz cansada y deprimida, características bastante universales a través de diferentes culturas. Tanto es así que investigadores de la Universidad de Estocolmo han desarrollado estudios transculturales en los cuales se ha apreciado que los camerunés, incluso si jamás habían escuchado la música occidental, eran capaces de distinguir cuando se trataba de un sonido triste, alegre o tenebroso.

Obviamente, esto no significa que solo la música con tintes tristes sea capaz de arrancarnos emociones. De hecho, también nos puede emocionar una melodía que nos haga evocar un recuerdo particularmente triste, incluso si se trata de notas alegres.


Una perspectiva inusual

El hecho de que las notas tristes nos entristezca no tiene grandes secretos. Todo resulta muy lógico. Sin embargo, la música triste tiene una función aún más sorprendente e incluso, contradictoria. De hecho, en determinadas circunstancias, nos puede alegrar.

Me refiero a esos momentos en que nos sentimos nostálgicos y deprimidos y elegimos una música a tono con nuestro estado de ánimo. No se trata de que tengamos tendencias masoquistas sino de que realmente, la música en general libera dopamina (también conocida como la hormona del placer).

Como podrás presuponer, todas las canciones no provocan una liberación idéntica de dopamina. Esto dependerá de cuan placentera nos resulte la música. Usando complejas técnicas de imagen (tomografía por emisión de positrones y resonancia magnética funcional) se ha podido apreciar que la dopamina se libera en el momento más álgido de la melodía, justo en ese instante en que nos recorre un escalofrío. No obstante, apenas unos segundos antes se produce otra descarga de dopamina que está relacionada con la anticipación de la melodía (obviamente, cuando conocemos la canción).

En este momento de placer se activa una zona del sistema límbico denominada núcleo accumbens que es, literalmente, inundada de dopamina. Esta zona es la responsable de la euforia pero también desempeña un rol protagónico en la sensación del placer y la adicción.

Esto significa que realmente la música triste ejerce un poder regulador de las emociones y realmente nos alegra. De hecho, cuando nos sentimos mal, no elegimos una música cualquiera al azar sino aquella que realmente nos gusta. De esta forma estamos, sin saberlo, equilibrando nuestras emociones.


Fuente:
Koriat, A. & Bjork, R. A. (2005) Illusions of Competence in Monitoring One's Knowledge During Study. Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition; Vol 31(2): 187-194.

¿Por qué se nos olvidan las buenas ideas? El sesgo de la previsión


Te acuestas y en esos momentos en que estás a punto de dormirte, se te ocurre una idea genial para resolver un problema al cual le has estado dando vueltas durante días. O vas por el parque corriendo y de pronto se te ocurre la solución perfecta. No importa el escenario o la hora del día en que te suceda, estás convencido de que la idea es tan genial que no la olvidarás. Sin embargo, al cabo de dos o tres horas, la has olvidado por completo y jamás vuelve a aparecer, no importa cuánto te esfuerces en recordarla.

De seguro te habrá sucedido esto en alguna ocasión. Es lo que se conoce como el sesgo de la previsión. En práctica, todo parece indicar que tenemos una tendencia a sobrestimar el poder que tenemos para recordar y esta falta de objetividad la pagamos caro, el precio es el olvido.

En el 2005 psicólogos de las universidades de Haifa y de California estudiaron este fenómeno. Reclutaron a 24 estudiantes y les dieron una lista con 60 pares de palabras. En esta lista, 20 parejas de palabras no tenían ninguna relación entre sí, otras 20 tenían una relación débil y el resto, guardaban una fuerte correspondencia puesto que hacían referencia al mismo objeto o tenían el mismo significado. Los investigadores esperaban que, cuando a los estudiantes se les mostrase una de las palabras, les sería más fácil recordar la pareja que guardase una estrecha relación.

Así, a los participantes se les dijo que debían estudiar los 60 pares de palabras. Tan pronto como las palabras desaparecían de la pantalla, el estudiante debía indicar en una escala, cuán memorable creía que era esa pareja.

Como habían imaginado los investigadores, los jóvenes estaban convencidos de que recordarían los pares de palabras relacionados y que su memoria les fallaría en las parejas de palabras que no guardaban ninguna relación entre sí.

Pero… ¿qué sucedió en realidad?

A continuación, los investigadores le mostraban a los participantes unas de las palabras y les pedían que recordasen la pareja a la que estaba asociada. Así se pudo apreciar que realmente el recuerdo de los pares de palabras relacionadas no era tan bueno como los estudiantes habían predicho. Por ejemplo, la pareja “lámpara-luz” usualmente se intercambiaba con “lámpara” y “bombilla” o “lámpara” y “sombra”.

La mayoría de los jóvenes afirmó que podría recordar aproximadamente un 50% de los pares de palabras relacionadas pero en realidad, pudieron recordar solo el 20%.

¿Por qué sucede esto?

Los investigadores afirman que todo se debe a nuestro desconocimiento sobre cómo funciona la memoria y el aprendizaje. Esta falta de conocimiento metacognitivo nos haría sobrevalorar nuestra capacidad mnémica.

Sin embargo, considero que esta explicación no es sino uno de los múltiples factores que inciden en el olvido. De hecho, podríamos olvidar con mayor facilidad una excelente idea o algunas palabras relacionadas porque no esforzamos suficientemente a nuestra memoria.

Por ejemplo, imaginemos que vamos corriendo por el parque, nos encontramos un amigo y este nos da su número de teléfono. Si no tenemos donde anotarlo, ¿qué haremos? Probablemente lo repetiremos una y otra vez hasta fijarlo en nuestra memoria y, apenas lleguemos a casa, lo escribiremos. Es decir, nos esforzamos en recordar y echamos mano a diferentes técnicas para no perder la información. Sin embargo, cuando estamos seguros de que una información es “memorable”, no nos esforzamos en recordarla y, por ende, tendremos grandes probabilidades de perderla.

La solución es muy sencilla: la próxima vez que encuentres una idea genial, piensa en ella como en un número de teléfono y usa todas las técnicas que estén a tu alcance para no olvidarla.

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Es posible descubrir una mentira mirando a los ojos?


Existe un proverbio popular que afirma que los ojos son el reflejo del alma. Quizás por eso muchas personas creen que si miras a los ojos a alguien, podrás descubrir si este dice una verdad o una mentira. En fin, podrás leer sus verdaderos sentimientos.

Los expertos en lenguaje extraverbal dan un paso más allá y afirman que cuando las personas diestras mueven sus ojos hacia arriba y la izquierda, es que están evocando una imagen real. Sin embargo, cuando los ojos se mueven a la derecha es que están accediendo a la parte creativa del cerebro; por ende, existen grandes probabilidades de que esté contando una mentira.

Esta teoría data de la década del ’70 y se encuentra muy extendida, sobre todo en los cursos de entrenamiento neuro-lingüístico. No obstante, la verdad es que no existen suficientes evidencias científicas que soporten esta idea.

De hecho, en un estudio publicado en la revista PLoS One, investigadores británicos afirmaron que no existe un patrón de movimiento de los ojos que permita detectar las mentiras. El primer estudio se realizó en 32 personas diestras, a los cuales se les monitorizó los movimientos de los ojos mientras decían mentiras o contaban historias reales de sus vidas.

En la segunda fase del estudio, se reclutaron a 50 personas y se les pidió que detectasen los signos de mentira en alguien que supuestamente contaba hechos de su vida. A la mitad de estas personas se les entrenó para que estuviesen atentos a los movimientos de los ojos. Sin embargo, este entrenamiento no fue de gran ayuda. Las personas entrenadas no descubrieron más mentiras que los del grupo que no había recibido ningún tipo de entrenamiento para detectar mentiras.

Finalmente, los investigadores decidieron comprobar su hipótesis en la vida real. Para ello examinaron los archivos de video de 52 personas que realizaban declaraciones públicas que después se revelaron como verdaderas o inciertas. Tampoco en estos casos se pudo observar que el movimiento de los ojos delatase una mentira.

En resumen, que el movimiento de los ojos no es el indicador más adecuado para detectar una mentira. En vez de ello, nos debemos fijar en la dilatación de las pupilas, un cambio que puede indicar miedo pero también deseo o incluso una mentira.

Otra pista es la forma de mantener la mirada. En el imaginario popular está asentada la idea de que la persona que miente no mira a los ojos. Esto es verdad pero solo en parte ya que muchos mentirosos miran directamente a los ojos para convencer a la otra persona. Es una técnica sencilla para convencer al otro. La clave está en la duración de la mirada. En una conversación normal, los ojos se entrecruzan, se bajan, se desvían. Todos estos son movimientos normales. Sin embargo, cuando la mirada se mantiene fija durante mucho tiempo, existen grandes posibilidades de que la persona esté intentando convencerte de algo, que puede o no ser una mentira.

Finalmente, vale aclarar que en Psicología lo más importante es no asumir un indicador a rajatabla y basar toda una teoría en un solo aspecto. La dirección de la mirada es tan solo un factor más que se debe analizar dentro de un conjunto mucho más amplio de señales donde deberás tener en cuenta desde las características de personalidad hasta el contexto en que se desarrolla la conversación.


Fuente:
Wiseman, R. Et. Al. (2012) The Eyes Don’t Have It: Lie Detection and Neuro-Linguistic Programming. PLoS ONE; 7(7).

lunes, 5 de noviembre de 2012

Más cansancio = Cerebro más activo

Cuando nos pasamos una noche en vela, normalmente al otro día nos sentimos cansados, nuestro cuerpo reacciona de manera más lenta y tenemos dificultad para concentrarnos. Sin embargo, todo no es color gris, en este estado nuestro cerebro es mucho más activo. O al menos así lo confirma un estudio realizado en la Universidad de Milán donde se descubrió que nuestro cerebro se hace más activo en la misma medida en que avanza el día y el cansancio se apodera de nosotros.

En el experimento se estimularon neuronas de la corteza frontal usando la técnica no invasiva de estimulación magnética transcraneal. Luego, simplemente se observó cómo respondía el resto del cerebro, comparando los resultados de las personas que se habían mantenido despiertas durante las últimas 2, 8, 12 y 32 horas.

Para entender la lógica del experimento, baste imaginar en un amigo nos gasta una broma pesada y presiona fuertemente con su dedo entre nuestras costillas. Cuando estamos bien despiertos probablemente esta acción la veremos venir y nos limitaremos a quitarle la mano. Sin embargo, cuando estamos cansados o tenemos sueño, quizás nos asustemos y peguemos un salto enorme. En la misma medida en que más cansados estemos, más exagerada será nuestra respuesta. Pero… ¿se aplica esta misma lógica al cerebro?

Pues sí. Mientras más cansado estemos, más nervioso e irritable será nuestro cerebro por lo que, con la estimulación, este responde inmediatamente generando picos de actividad.

Este nuevo descubrimiento explicaría algunos hechos que han desconcertado a los médicos durante mucho tiempo como por qué las personas con epilepsia suelen tener más ataques mientras más tiempo se mantengan despiertos y cómo es posible que los pacientes con depresión severa y una actividad cerebral anormalmente baja, mejoren después de haberse saltado una noche de sueño.

Y es que, en práctica, el cerebro de una persona cansada o con sueño reaccionaría de manera casi instantánea ante los estímulos. ¿Por qué?

Los investigadores piensan que la clave se encuentra en el número de las sinapsis. Es decir, cuando estamos plenamente conscientes y alertas, en nuestro cerebro tienen lugar miles y millones de sinapsis. Sin embargo, lo cierto es que muchas de estas conexiones son irrelevantes ya que captamos numerosos detalles del ambiente que no son importantes.

Al contrario, al estar cansados, el número de sinapsis irrelevantes disminuye haciendo que el cerebro se concentre en aquellos estímulos que son realmente importantes. Como resultado, muestra una reacción “exagerada” ante los mismos.

Para comprender esta reacción podemos imaginarnos que estamos en un bosque con todos los sonidos que este posee (el rumor de las hojas al ser movidas por el viento, las aves, los animales, el río que corre y, a lo lejos, sentimos el aullido de un lobo). Este sería nuestro cerebro despierto asumiendo toda la información que está a su alrededor. En este contexto el aullido del lobo despierta una leve desazón ya que está camuflado con otros sonidos y experiencias.

Sin embargo, ¿qué pasaría si quitásemos el rumor de las hojas de los árboles, el gorjeo de las aves, el sonido de los animales y el discurrir del río? De seguro el aullido del lobo nos resultaría muy vívido y aterrador.


Fuente:
Massimini, M. et. Al. (2012) Human Cortical Excitability Increases with Time Awake. Cerebral Cortex; 22(9).

jueves, 1 de noviembre de 2012

Sé tu mejor amigo: La autoindulgencia como vía para ser feliz y lograr el éxito

 Ser amable con uno mismo es la mejor manera de mejorar la salud mental y alcanzar las metas que te propongas. O al menos eso es lo que afirma un estudio desarrollado en la Universidad de Texas.

Vale aclarar que la autoindulgencia es un concepto muy diferente al de la autoestima. La autoestima indica los sentimientos que experimentas hacia ti mismo mientras que la autoindulgencia indica la posibilidad de perdonarnos nuestros errores aceptando nuestras opiniones y comportamientos.

Ser autoindulgente significa tratarnos a nosotros mismos con la bondad, el cariño y la comprensión con que trataríamos a un amigo. Y no es lo mismo que ser autocompasivo, ya que este concepto se relaciona con las personas que se tienen lástima, que evitan las críticas y que no quieren interiorizar ningún concepto negativo sobre su persona.

En resumen, ser autoindulgentes simplemente significa ser conscientes de nuestros errores pero aún así, amarnos y tratarnos con respeto y bondad.

Pues bien, el estudio en cuestión ha mostrado que este tipo de aproximación nos ayuda a enfrentar las crisis. Por ejemplo, se apreció que las personas que aplican el concepto de autoindulgencia después de un divorcio, lograban adaptarse más rápidamente a sus nuevas condiciones de vida, con mayor éxito y sin que su autoestima saliese dañada.

Pero lo más interesante es que, muy al contrario de las creencias populares que afirman que para lograr los objetivos debemos tratarnos duramente, se ha demostrado que ser autoindulgentes realmente no disminuye ni afecta nuestros objetivos sino todo lo contrario. Además, en el caso de que no lográsemos alcanzar nuestras metas, no saldríamos tan mal parados de la experiencia.


¿Cómo desarrollar la autoindulgencia?

Afortunadamente, existen muchas formas de desarrollar la autoindulgencia, desde la meditación hasta trucos mucho más sencillos como por ejemplo: presionar tu mano contra el corazón y sentir sus latidos o cruzar los brazos dándonos un abrazo simbólico. Obviamente, estos trucos no nos harán ser autoindulgentes por toda la vida sino que promueven esta actitud durante algunos minutos.

Un estudio recientemente realizado en la Universidad de California mostró que para potenciar la autoindulgencia, una buena estrategia es actuar tolerantemente ante los otros. Es decir, en el experimento le pidieron a algunas personas que fungieran como tutores de otros participantes, guiándoles a través de diferentes tareas pero sin realizar críticas negativas y sin hacerles reproches.

Después de esta actividad, los que actuaron como “tutores” debían completar un cuestionario donde se evaluaba la autoindulgencia. El resultado no dio lugar a dudas: aquellas personas que se habían mostrado más tolerantes y amables con sus pupilos, también eran más indulgentes consigo mismas pero a la misma vez, se sentían más motivados a cambiar y mejorar sus propias lagunas emocionales o intelectuales.

Otra manera para potenciar la autoindulgencia consiste en imaginarnos como niños pequeños. Cuando te vayas a realizar un reproche que no mereces o te vayas a castigar sin razón, imagina que estás lanzando esas palabras llenas de rencor a un niño pequeño, piensa en las consecuencias que eso tendría en su vida futura. ¿A qué no lo harías?


Fuentes:
Breines, J. G. & Chen, S. (2012)Self-Compassion Increases Self-Improvement Motivation. Personality and Social Psychology Bulletin; 38(9): 1133-1143.
Neff, K. D. & Vonk, R. (2009) Self-Compassion Versus Global Self-Esteem: Two Different Ways of Relating to Oneself. Journal of Personality; 77(1): 23-50.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Invertir en un buen karma: ¿El universo nos lo devolverá?


Lo que lanzas al universo, te viene devuelto, como si de un boomerang se tratase. Creemos que si somos buenas personas, nos pasarán cosas buenas. Y probablemente esta ley karmica se aplica a las situaciones sociales donde podemos esperar que nos devuelvan los favores y la reputación desempeña un rol importante para escalar peldaños pero cuando se trata del universo y de la vida real todo podría ser diverso.

Una investigación muy interesante desarrollada en la Universidad de Chicago y la Universidad de Virginia nos indica que cuando queremos algo del universo, solemos invertir en desarrollar un buen karma. Después de cuatro experimentos, estos psicólogos afirman que cuando las personas esperan una ganancia pero tienen poco control sobre la situación, tienden a ser más magnánimos en sus donaciones.

Por supuesto, esta es una creencia que sienta sus bases en la más tierna infancia. Desde pequeños, tanto en la familia como en la escuela nos han enseñado que si nos comportamos bien recibiremos un premio y si nos comportamos mal, el castigo no se hará esperar. Se trata de un patrón muy simple al cual nos aferramos aún más cuando no tenemos el control de la situación ya que nos hace sentir más tranquilos y seguros. Nos brinda una ilusoria sensación de que todo irá bien.

Sin embargo, no queremos creer que las cosas malas también le pasan a la gente buena y viceversa. Se trata de una realidad muy triste que alejamos de nuestra mente como si de un mal presagio se tratase.


La investigación paso a paso

En el estudio anteriormente citado, los investigadores han descubierto cómo las personas intentan manipular el karma realizando favores.

En el primer experimento realizado con 99 participantes, a la mitad de ellos se les pidió que escribieran un ensayo sobre una situación en la que realmente querían obtener éxito. A la otra mitad se les pidió que escribiesen sobre su rutina diaria. De esta forma, en unos se activaba la idea del éxito y el deseo de alcanzar algo.

Después de haber sido pagados por su participación en el experimento, a las personas se les preguntó si deseaban participar en otra tarea cuyo objetivo era ganar dinero que se donaría íntegramente a un centro de beneficencia. Lo curioso fue que entre las personas que escribieron sobre sus actividades diarias, el 78% se brindó como voluntarios, una cifra que aumentó al 94% entre quienes escribieron sobre una situación en la cual deseaban tener éxito.

Los investigadores diseñaron un segundo experimento, con otros 99 participantes se repitió todo el proceso solo que al final, se les preguntó si deseaban donar lo que habían acabado de ganar por su participación en el estudio. Una vez más, se apreció que las personas que estaban a la espera de una gratificación donaron mucho más.

En un tercer experimento los investigadores reclutaron a 77 asistentes a un evento comunitario organizado para que se pusiesen en contacto con posibles empleadores. Se les dijo que si rellenaban una encuesta, tenían el derecho a participar en una lotería en la cual podrían ganar hasta 100 dólares. Lo interesante es que a la mitad de las personas se les entregó una encuesta donde se brindaban afirmaciones que fomentaban la sensación de control como por ejemplo: “aprender más sobre la industria”. Mientras que la otra mitad rellenó cuestionarios con afirmaciones que disminuían la sensación de control sobre el entorno, como: “nuevos puestos de trabajo se abrirán”.

Al terminar de rellenar el cuestionario, a cada persona se le preguntó cuánto dinero estaría dispuesta a donar si ganaba. Como ya podrás presuponer, quienes sentían que no tenían control sobre el trabajo, donaron como media 30 dólares mientras que la otra mitad que se sentía más confiada, donó un promedio de 20 dólares.

El último experimento se centró en analizar cómo las donaciones incidían en nuestras expectativas. Esta vez reclutaron a 377 personas en busca de trabajo y manipularon su percepción de control a través de los cuestionarios. No obstante, esta vez le brindaron la oportunidad de completar una segunda encuesta con la condición de agregar otros 50 dólares al premio final en juego. A la mitad de las personas se les dijo que este premio iría a una obra de beneficencia mientas a la otra mitad se les dijo que serían suyos si ganaban el premio.

Al finalizar, se evaluó el nivel de optimismo para encontrar un puesto de trabajo. Curiosamente, las personas que experimentaron la falta de control pero cuya parte del premio iría dirigida a la caridad, se mostraron mucho más optimistas.

En resumen, que creemos casi ciegamente en el karma porque nos da una sensación de control y organización. Y, con tal de mantener todas las cosas en este orden lógico, estaríamos dispuestos a ayudar a los otros y ser más magnánimos. Quizás el universo capta nuestro comportamiento como una “deuda pendiente” y al final termina devolviéndonos algo positivo :-)

martes, 23 de octubre de 2012

Porque nos gustan las peliculas tristes?




En algunas ocasiones tomamos decisiones que, aparentemente, están carentes de toda lógica. Sin embargo, cuando miramos más profundamente en nuestros deseos, nos percatamos de las relaciones que a primera vista permanecían ocultas. Sin lugar a dudas las paradojas no faltan en nuestro universo psíquico.

Tal es el caso de nuestra pasión por los filmes tristes (obviamente, siempre habrá quien prefiera las películas de acción o las comedias pero lo cierto es que los dramas son los que más perduran en nuestra memoria). ¿Por qué? Y lo que es aún más interesante: ¿por qué nos sentimos felices después de haber visto un drama?

Estas mismas preguntas se la plantearon investigadores de la Universidad Estatal de Ohio y, para responderla, reclutaron a casi 400 personas (211 mujeres y 150 hombres). Estas personas vieron algunos fragmentos de la película “Expiación” que, básicamente, gira alrededor de una acusación falsa de violación que cambiará la vida a sus tres personajes protagónicos.

Antes y después de ver las escenas del filme, los participantes debían completar un cuestionario que versaba sobre sus niveles de felicidad en la vida en general y en sus relaciones de pareja.

Como de seguro ya podrás presuponer, las personas se sentían mucho más felices y satisfechas después de ver el filme. Lo más interesante es que al contrario de la mayoría de las investigaciones que se centran únicamente en las estadísticas, en este caso se le pidió a los participantes que indicaran qué reflexiones les había provocado el filme.

Las respuestas fueron prácticamente idénticas, todos apuntaron al hecho de que la tragedia que habían vivido los jóvenes les había servido para valorar más su propia vida y su relación de pareja. En resumen, que nuestra compulsión a compararlo todo, nos hace salir airosos y esto nos hace felices.

Pero… ¿por qué no se aprecia este mismo efecto en las comedias donde al protagonista le suceden muchísimos accidentes? ¿Por qué no nos sentimos felices de que estos accidentes no nos ocurran a nosotros?

Los investigadores explican que mientras que el drama incita la empatía y la reflexión, la comedia desalienta la compasión. Por ende, no solemos ponernos en el lugar del protagonista y por ello no comparamos nuestras vivencias.


Fuente:
Knobloch, S. et. Al. (2012) Tragedy Viewers Count Their Blessings: Feeling low on Fiction Leads to Feeling High on Life. Communication Research; 39(4).

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Efecto Rashomon: Una situación, mil formas de percibirla


De seguro habrás escuchado contar la misma historia por diferentes personas y te habrás asombrado al descubrir que algunos detalles no coinciden. Incluso, si le pidieras a un amigo que te contase una aventura que vivieron juntos, llegarías a sorprenderte de cuán diferente puede ser su versión de la tuya.
 
Pues bien, se trata del Efecto Rashomon, un fenómeno provocado por la subjetividad en el cual, las personas cuentan la misma historia de manera diferente. Sin embargo, esto no significa que una de las versiones sea falsa o que esté errada sino que simplemente está mediatizada por la percepción individual.

Este efecto debe su nombre a la película “Rashomon”, de Akira Kurosawa, un filme de los años ’50 que ganó el Premio de la Crítica en Venecia y el Óscar a la Mejor Película Extranjera. En este filme se hacía referencia a cómo diferentes testigos de un asesinato y el homicida describían los hechos de manera diferente y hasta contradictoria.

Como estamos acostumbrados a pensar en términos de “blanco o negro”, es normal que nos cuestionemos la veracidad de cada espectador pero si pensamos en la realidad como un continuum que vemos a través de un prisma individual, entonces no es extraño comprender que un mismo suceso puede ser narrado y vivido de maneras diversas.

En el Efecto Rashomon inciden múltiples factores que van desde la intensidad de las emociones en el momento en que estábamos viviendo el evento en sí hasta nuestras experiencias pasadas o las expectativas que tenemos. Por eso, algunas personas pueden tachar de inaguantable un filme que para otros es una obra maestra. Las escenas y los diálogos son los mismos pero las expectativas, el conocimiento del séptimo arte y nuestras emociones son diferentes.

Las vivencias son la clave para entender este fenómeno. En práctica, la vivencia es una unidad entre lo que vivimos (los estímulos del medio ambiente) y como percibimos y analizamos estos estímulos (una percepción y un análisis que a su vez estará determinado por nuestras experiencias anteriores y nuestra configuración psicológica). Para ponerlo en palabras sencillas, es como si cada persona viese la misma realidad pero a través de un cristal único en el mundo. Por ende, su percepción ante la situación será diversa.

Como se puede presuponer, no se puede hacer referencia a que una percepción sea más adecuada que la otra, simplemente son diferentes. Obviamente, desde el punto de vista científico, mientras menos emociones y expectativas estén en juego, más nítidamente podremos percibir la realidad.

En este punto seguramente te estarás preguntando cómo podrías aplicar el Efecto Rashomon a tu vida cotidiana. En este sentido, es importante que te percates que las personas que te rodean no te mienten cuando te narran su propia versión de los hechos. Por ende, probablemente evitarás muchas discusiones de pareja.

jueves, 28 de junio de 2012

Facebook y Twitter: Hacia una mente adulta pero infantilizada


En las redes sociales todos podemos convertirnos en estrellas, llegar a personas de todo el mundo y tener la sensación de que no estamos solos. Y todo esto nos parece cool, innovador, a la moda… Pero pocas cosas en el mundo son lo que parecen a primera vista.
 
Por eso Susan Greenfield, profesora de Farmacología Sináptica en el Lincoln College de Oxford, nos alerta sobre los peligros de las redes sociales como Facebook y Twitter afirmando que representan un arma (en el sentido metafórico del término) para desarrollar mentes infantilizadas.

De hecho, la inmensa mayoría de las redes sociales demanda cortos períodos de atención, son sensacionalistas, reducen la capacidad de sentir empatía y promueven un pobre sentido de la identidad. Greenfield afirma que la ausencia de una narración coherente en las redes sociales y la escasa importancia a largo plazo de los contenidos que se comparten, puede dar lugar en los próximos años a adultos con mentes infantiles.

¿Por qué sucedería esto?

Greenfield explica que si la mente de un niño o adolescente está continuamente expuesta a la rápida cadena de acción-reacción de las redes sociales, nos acostumbraremos a reaccionar de manera muy veloz pero solo durante escasos periodos de tiempo. Sin embargo, como en la realidad cotidiana las cosas demandan de mucho más tiempo que en Internet, desarrollaríamos un déficit de atención y una incapacidad para controlar los impulsos, justo como los niños.

Para ponerlo en palabras sencillas: ¿cuántas veces has estado viendo un filme y has deseado adelantarlo para obviar las escenas aburridas o simplemente para llegar al final? ¿en cuántas ocasiones has abandonado un libro porque era demasiado voluminoso? Estas podrían ser consecuencias de la inmediatez a la cual nos tienen acostumbrados tanto las redes sociales como Internet en general.

El hecho de que recibamos de manera casi inmediata la recompensa que estamos buscando condiciona nuestros circuitos neuronales haciéndonos más impacientes, irracionales e intolerantes; sobre todo cuando las situaciones demandan más tiempo del que estamos habituados.


Otra visión del fenómeno

También hay quienes piensan que las redes sociales e Internet realmente nos ayudan a optimizar nuestro tiempo e incluso se convierten en un catalizador de la plasticidad neuronal. Es decir, esta velocidad de respuesta nos ayudaría a ser más rápidos y eficaces en nuestra vida cotidiana puesto que hemos sometido a nuestros circuitos neuronales a un “entrenamiento intenso”.

Obviamente, esta también es una visión válida de la influencia de las redes sociales e Internet pero… ¿dónde está el límite entre la capacidad de reacción rápida y la hiperactividad y la falta de atención? Recordemos que nuestro cerebro también tiene sus propios límites 

lunes, 25 de junio de 2012

¿Por qué algunos tienen suerte y otros no?


A grosso modo, podría decirse que existen dos tipos de personas: las que creen en la suerte (y casi siempre andan amargadas) y las que se crean sus propias oportunidades. Estas últimas suelen estar abiertas a todas las opciones, valoran todos los senderos que pueden seguir y, si las cosas no salen como esperaban, se levantan, se sacuden la decepción y siguen adelante buscando una nueva oportunidad. Obviamente, esta forma de comprender la suerte les permite vivir más felices y alcanzar sus objetivos.
 

La suerte es difícil de estudiar pero Elizabeth Williams Nutt, profesora de Psicología en la Universidad de St. Mary en Maryland, encontró que las personas “con suerte” comparten algunas características esenciales: aprovechan las oportunidades, son competentes, tienen confianza en sí mismos y asumen riesgos. Otro detalle importante es que estas personas suelen tener un fuerte sistema de apoyo a su alrededor.

Por otra parte, Richard Wiseman encontró que las personas con suerte muestran elevadas puntuaciones en el factor extroversión de la escala de personalidad. Esto significa que estas personas son más propensas a tener encuentros fortuitos, a conocer más gente nueva y a tener grandes grupos de amigos y conocidos. De la misma forma, estas personas puntúan más bajo en la escala de neuroticismo, lo que indica que tienden a experimentar menos estados negativos como la ansiedad, la ira, la culpa y la depresión.

Este psicólogo realizó un experimento muy interesante en el cual colocó dinero en el suelo para que las personas lo encontraran como por azar. Tanto las personas que se consideraban afortunadas como las que no recogieron el dinero pero su actitud posterior fue diferente. Las personas que se consideraban a sí mismas como afortunadas después de encontrar el dinero, se dirigieron hacia el mostrador de la cafetería y entablaron una animada conversación con uno de los investigadores mientras que quienes pensaban que tenían mala suerte, recogieron el dinero sin dar muestra de alegría, pagaron su café y se marcharon de la cafetería.

¿Qué significa esto?

Que probablemente ni siquiera este encuentro “fortuito” de dinero cambió la creencia de las personas de que tenían mala suerte. En otras palabras, estamos tan encerrados en la visión que tenemos de nosotros mismos que ni siquiera las “señales” externas nos hacen cambiar esta imagen.

En fin, que quizás deberíamos cambiar el concepto que tenemos de lo que es la suerte. Dejar de pensar que se encuentra fuera de nosotros y comenzar a imaginar que la suerte también es una actitud ante la vida.

Afortunadamente, Wiseman nos da algunos tips para “atraer la suerte”:

- Rompe la rutina: conoce personas nuevas, emprende caminos diferentes para llegar al mismo sitio y ábrete a las oportunidades, incluso si son del todo desconocidas.

- Transforma lo negativo en positivo: si sucede algo malo, piensa que pudo haber sido peor y trata de sacar lo más positivo de este hecho, aunque sea tan solo una enseñanza para el futuro.

- Sigue tu instinto: en muchas ocasiones es el instinto quien nos conduce a tomar las mejores decisiones por ende, deberíamos aprender a escucharlo más.

- Plantéate metas elevadas pero alcanzables: establece objetivos elevados que demanden esfuerzo y persistencia pero que puedan ser alcanzados. Poner el listón alto en ocasiones es todo lo que necesitas para tener suerte.

¿En qué momento del día somos más creativos?


Existen miles de técnicas muy complicadas cuyo objetivo es fomentar la creatividad pero también hay decenas de pequeños trucos que nos permitirán ser más creativos con el menor esfuerzo posible. Precisamente uno de ellos es elegir el momento del día adecuado para desarrollar las tareas en las cuales debemos ser más originales.


Los investigadores Mareike Wieth y Rose Zacks reclutaron a 428 estudiantes y llegaron a una curiosa conclusión: si eres de las personas más eficientes en las tardes, entonces el momento más creativo del día es justo al amanecer pero si eres de los madrugadores, entonces tendrás tu pico creativo en las tardes.

Para llegar a estas conclusiones los investigadores identificaron qué estudiantes eran madrugadores y cuáles eran más productivos en las tardes. Luego les pidieron que resolvieran seis problemas; de ellos, tres demandaban soluciones por insight y tres requerían soluciones analíticas. Para resolver cada problema los estudiantes tenían a su disposición solo 4 minutos.

Lo interesante del experimento es que la mitad de los participantes fueron evaluados a primera hora de la mañana, alrededor de las 8.30 mientras que el resto fue analizado en la tarde, entre las 16.00 y las 17.00 horas.

Finalmente se apreció que los estudiantes obtuvieron mejores resultados en los problemas de insight cuando los realizaban en el horario en que se sentían menos óptimos. Cuando los madrugadores fueron evaluados en la tarde y los “búhos” al amanecer, se apreciaron índices de éxito del 56, 22 y 49% (respectivamente, por cada uno de los problemas propuestos). Sin embargo, cuando se invirtió el horario de las tareas haciéndolo coincidir con su momento más óptimo del día, los índices de éxito disminuyeron a: 51, 16 y 31%.

¿Por qué sucede esto?

En esencia, debido a que los problemas que deben resolverse desde una perspectiva creativa usando el insight demandan una aproximación no convencional. Y es más fácil lograr esta perspectiva cuando tenemos sueño; es decir, cuando nuestra corteza prefrontal está más inhibida. Esto se debe a que la corteza prefrontal suele actuar como un tamiz crítico que en muchas ocasiones no deja aflorar las ideas más originales. Por ende, cuando la misma “baja la guardia”, pueden surgir ideas mucho más arriesgadas y originales.

miércoles, 20 de junio de 2012

Conectados pero solos. Las tres mentiras de las redes sociales


En los últimos tiempos el número de redes sociales ha aumentado de manera exponencial. Tal pareciera que alguien tiene una varita mágica que, al moverla, crea como por encanto una nueva red social. Facebook, Twitter, Google Plus, LindedIn, Youtube y Pinterest son solo algunas de las más conocidas pero existen decenas de sitios prácticamente idénticos entre los cuales dividimos nuestra atención.
 
Todas las redes sociales se venden y promocionan como sitios donde uno puede compartir, conectar con los otros y controlar lo que sucede. Es tan sencillo escribir un mensaje, releerlo y, si no está bien, simplemente oprimir la tecla “Delete” para volverlo a reescribir de la manera más adecuada. Sin embargo, esto nos hace mostrar una faceta construida. Nuestro perfil online es una imagen idílica de nosotros , de lo que desearíamos ser y de lo que queremos que los demás sepan de nosotros.

¿Han visto en alguna ocasión en Facebook una foto de alguien llorando o triste? Y es que a nuestro perfil subimos las imágenes de esos momentos idílicos, las vacaciones en familia, la fiesta con los amigos… Pero una parte de nuestra intimidad se queda oculta. El problema es que realmente no solo queremos ocultar esa faceta a los demás sino a nosotros mismos. De esta forma, no nos permitimos crecer como personas. Y es que las redes sociales son un gran agujero negro por donde no solo se escapa nuestro tiempo sino también nuestra propia identidad.


El fantasma de las redes sociales

Parafraseando a Carlos Marx podríamos decir que “un fantasma recorre al mundo, el fantasma de las redes sociales”. Y este espectro nos seduce con tres falsas premisas:

1. Podemos centrar la atención donde queramos, en el hecho y el lugar del mundo que deseemos. Sin embargo, realmente no nos percatamos que somos personas con limitaciones físicas, que nuestra memoria tiene una capacidad limitada al igual que nuestra atención y, por ende, de las decenas de historias o tweets que leemos al día, con mucha suerte, al pasar de un mes recordaremos tan solo uno o dos.

Entonces… ¿de qué sirve manejar tanta información si la olvidaremos apenas pasen unos días? ¿de qué sirve emplear tanto tiempo consumiendo datos y noticias si estas no tienen ninguna repercusión en nuestra persona, si no nos sirven para crecer?

2. Tenemos el control de lo que sucede. Es cierto, controlamos lo que escribimos y las fotos que subimos pero no controlamos lo que está sucediendo en nuestra vida real. Pasar más tiempo en las redes sociales implica relacionarse menos con las personas que nos circundan y dedicarle menos tiempo a la reflexión. Por ende, mientras más controlamos en el mundo online, más descontrolada queda nuestra realidad offline.

Cuando estamos en una reunión con los amigos o en una cena de trabajo y en vez de comunicar con las personas presentes nos dedicamos a enviar mensajes de texto con el móvil, estaremos cediendo una parte de nuestro control. Pero lo peor es que ni siquiera nos damos cuenta de que somos víctimas de la ilusión del control, desgraciadamente, la imagen de las parejas que salen a cenar pero que en vez de hablar están pendientes de su móvil es cada vez más frecuente.

3. No estaremos solos. Desde hace décadas han sido numerosos los psicólogos que se han referido al miedo a la soledad. Y es que somos seres sociales que necesitamos de las relaciones interpersonales para desarrollarnos. De hecho, nos construimos como personas a través de la imagen que tienen los otros y de la retroalimentación que estos nos brindan. El mecanismo es bastante simple: nos equivocamos, otros nos muestran el error y quizás nos indican una parte de la solución y nosotros crecemos. Es la idea básica de la Zona de Desarrollo Próximo.

Sin embargo, si nuestras relaciones se restringen cada vez más a las redes sociales y en ellas solo mostramos nuestra faceta más positiva, ¿cómo podemos crecer? De cierta forma, esto nos atemoriza y por eso evitamos reflexionar. De esta manera, nos rodeamos de cientos o miles de seguidores con los cuales mantenemos “conversaciones” intrascendentes que no nos permiten crecer y nos mantienen en la zona de confort propia de la adolescencia.

Por otra parte, cada vez tenemos más miedo a la intimidad por lo que nos vanagloriamos de poseer seguidores o fans pero evitamos las relaciones de amistad profundas. Pero… ¿conoces profundamente tan solo a diez de las personas con las cuales compartes información a diario? ¿sabes cuáles son sus problemas, cuándo fue la última vez que lloró? ¿estarías dispuesto de manera incondicional a ayudarle?

Puede sonar como un contrasentido pero la verdad es que si no aprendemos a estar solos, cada vez estaremos más solos.


Sin extremismos

Todas estas ideas no nos obligan a obviar las redes sociales o a dejar de usar el teléfono móvil. Estamos en la era de la tecnología y, ya sea por trabajo o para mantenernos en contacto con amigos en el otro lado del mundo, las redes sociales son una excelente herramienta.

Lo importante es reflexionar sobre el lugar que ocupan en nuestras vidas y redimensionar su importancia. Aprendamos a vivir más en nuestra realidad, a enfrentar nuestros miedos y a disfrutar de cada momento que pasamos con las amistades o la familia.

Y, lo que es aún más importante: cuando sientas la necesidad de acudir a las redes sociales es porque algo anda mal en tu realidad. Las redes sociales no son una cura para tus problemas, son un síntoma de algo más profundo.

miércoles, 13 de junio de 2012

El platano, la fruta de la felicidad

Es de todos el saber que el platano es una fruta rica en azúcares naturales: sacarina, fructuosa y glucosa conbinados con fibra, por lo que brinda un rápido y sustancial aumento de energía, muy utilizado en dietas de atletas profesionales.


Estudios de la FDA (Administración de Alimentos y Medicinas) han revelado que su alto nivel de potasio y poco sodio hacen del plátano un alimento idoneo para combatir la presión arterial elevada.
Los experimentos de la FDA realizados en Twickenham(Inglaterra) consistían en incorporar el plátano en el desayuno, merienda y cena de 200 estudiantes.
El resultado fue que la capacidad mental de dichos estudiantes aunmento reflejandose en las altas calificaciones obtenidas en sus exámenes universitarios. La explicación es que el potasio ayuda a aprender a los 
alumnos con mayor rapidez y aumenta su estado de alerta.


Pero el dato mas curioso se obtubo despues de que la MIND llevara a cabo un experimento con personas en estado de depresión. La incorporación diaria de plátano en su dieta hizo que alcabo de 2 semana esas persona se sintieran mucho mejor, recuperaran la simpatía por la vida, aumentara su buen humor, se sintieran mucho más relajadas y aumentara su sensación de bienestar. Todos estos efectos positivos se dan gracias a la cantidad de tríptofano que contiene el platano, dicho elemento es una proteina que al entrar en el organismo, este la combierte en "serotonina"(reconociada como un relajante)


Después de estos estudios empezo a suministrarseles mas plátano  a las personas que sufren DAO (Desordenes Afectivos Ocasionales) causando en ellos una relajación de las emociones y un aumento del buen humor.


Los médicos después de todos estos estudios empiezan hoy a aconsejar la incorporación diaria de plátano a personas cuyo trabajo en muy extresante.



martes, 5 de junio de 2012

¿Cómo eliminar la inseguridad ante el futuro?


La crisis económica que parece haber llegado para quedarse ha provocado una época particularmente fuerte de incertidumbre. Por eso no es extraño que a las consultas de los psicólogos lleguen cada vez más personas con problemas de ansiedad y depresión. Obviamente, los problemas para mantener o encontrar un empleo así como la imposibilidad de saber cuándo terminarán las dificultades económicas generan un gran malestar que se expresa en el día a día.
 
En gran parte, estos problemas están determinados por nuestro afán de control y seguridad. Es decir, esperamos encontrar un empleo y mantenerlo por toda la vida sin tener la necesidad de enfrentarnos al cambio. Sin embargo, ahora estamos obligados a reciclarnos y desarrollar nuevas habilidades, lo cual, podría no ser del todo negativo.


El peligro de la inseguridad

Un estudio desarrollado en la Universidad de Claremont ha desvelado la faceta más negativa de la inseguridad. En este experimento los investigadores le pidieron a algunos estudiantes que escribiesen sobre temas sobre los cuales se sentían inseguros. De esta forma se generaba el sentimiento de incertidumbre.

A continuación, se les preguntaron sus opiniones sobre algunas alternativas que podrían adoptarse para cambiar el campus universitario. Así se pudo comprobar que quienes se sentían más inseguros tendían a optar por soluciones más radicales.

Este no ha sido el único estudio que ha correlacionado la inseguridad con el pensamiento radical. De hecho, es bastante comprensible que cuando una persona se sienta insegura, opte por las vías más radicales con la esperanza de ver resuelto su problema lo más pronto posible. Obviamente, cuando muchas personas se sienten inseguras, esto podría crear fuertes problemas sociales y el surgimiento de grupos extremistas.


Cinco estrategias para eliminar la inseguridad ante el futuro

Afortunadamente, existen algunas estrategias que podemos poner en práctica para eliminar la inseguridad ante el futuro.

1. Aceptar la realidad. Detente un segundo y plantéate estas preguntas: “¿puedes cambiar la realidad? ¿Hasta qué punto puedes cambiar tu realidad?” Todo lo que no puedas cambiar queda fuera de tu margen de acción y, por ende, sería mejor que dejases de preocuparte por ello aceptándolo tal cual es.

No se trata de asumir una actitud derrotista y resignada sino de dirigir nuestros esfuerzos hacia aquello que realmente podemos cambiar a nuestro alrededor y que nos hará sentir mejor. En la inmensa mayoría de las ocasiones el problema no se crea en el ambiente sino en la repercusión que nosotros mismos le brindamos.

2. Vivir la incertidumbre como un reto. A todos nos gusta tener certezas pero desgraciadamente, no siempre es posible. Mientras antes aceptes esta idea, mejor te sentirás. La incertidumbre te brinda espacio para valorar nuevas alternativas y recorrer otros caminos. Es una oportunidad para crecer y mirar más allá de nuestro pequeño patio abriéndonos a nuevos paradigmas y formas de hacer.

3. Ser proactivos. A muchísimas personas la inseguridad y la incertidumbre las paraliza. En este punto, no se mueven de su situación y solo se quejan. Es normal que cuando todo cambia a peor pasemos por un momento de desestabilización emocional pero mientras antes te recuperes, antes podrás comenzar a crearte un nuevo camino. Quedarse sentado a lamentarse esperando que los demás (y por los demás indico desde la familia hasta las instituciones estatales) resuelvan nuestros problemas no es la mejor solución.

4. Crear alianzas. En tiempos de crisis no solo sale a la luz lo peor de las personas sino también su mejor faceta. La crisis económica es una oportunidad de oro para establecer alianzas estratégicas y comenzar un nuevo proyecto.

5. Organizar planes a corto plazo. La causa de los desengaños no está en el medio sino en nuestras expectativas. Por ende, debemos aprender a caminar dando solo un paso a la vez y con la mirada puesta en el futuro más cercano. De esta forma podremos contar con un plan de acción flexible que se adaptará a cualquier cambio en las circunstancias.

lunes, 4 de junio de 2012

¿Sabes por qué a ellas las seduce el humor inteligente?

Un artículo de El País/ GDA / El Nacional expone que el humor sigue estrategias cerebrales diferentes para hombres y mujeres. Para la población masculina, lo ilógico basta para despertar el sentido del humor, mientras que las mujeres requieren que esas situaciones absurdas sean graciosas y provoquen la emoción de lo divertido.
A las mujeres les seduce un humor inteligente
“El metanálisis, realizado en la Universidad de Navarra, se resume en un vídeo divulgativo y sus autores son Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular; Carlos Bernar, especialista en Comunicación Audiovisual y Enrique Sueiro, experto en Comunicación Biomédica.

El estudio explica desde un punto biológico qué sucede en el cerebro desde que nos cuentan un chiste hasta que se desencadena la risa: primero usamos áreas de la corteza cerebral para procesar palabras y darnos cuenta de que lo escuchado o leído no tiene sentido. Después, la zona que procesa los sentimientos; allí lo absurdo o gracioso genera una emoción placentera porque entra en acción la dopamina, la hormona de la felicidad.

Los chistes más reídos suelen caracterizarse por utilizar juegos de palabras para crear situaciones absurdas. En general, las mujeres emplean más áreas cerebrales y, sobre todo, integran más lo emocional.  La mayor activación cerebral en la región prefrontal en las mujeres sugiere un mayor uso de la memoria a corto plazo en el procesamiento de la coherencia, el giro mental, la abstracción verbal, la atención autodirigida y el análisis de lo relevante, explica López Moratalla.

Esta experta compara el proceso cerebral del humor entre hombres y mujeres con un mapa de Metro: «Aunque los puntos de partida y llegada coincidan, las mujeres emplean más estaciones e implican mayor recorrido. Tanto en ellos como en ellas captar lo absurdo hunde sus raíces en la capacidad específicamente humana del cerebro ejecutivo de almacenar, manipular y comparar elementos interdependientes».

jueves, 31 de mayo de 2012

¿Que significado tiene nuestra foto de perfil de facebook?


 Desde que surgiera la cámara fotográfica, sobre todo después de que aparecieron los modelos digitales, todos tenemos una extraña fascinación por capturar cada uno de los momentos significativos de nuestra vida. De hecho, una de las funciones psicológicas de las fotos es la de preservar la memoria autobiográfica, son un recordatorio permanente de lo que hemos sido y lo que hemos hecho.

Sin embargo, todo no es tan sencillo. Delante de una cámara nos sentimos observados y esto hace que, de una forma u otra, posemos. De manera consciente o no, intentamos proyectar una imagen más positiva de nosotros mismos. Claro, ¡nadie querría salir mal en una fotografía! Por eso no son pocos los psicólogos que afirman que detrás de una foto se oculta todo un mundo por descubrir.

En las redes sociales como Facebook, las fotos son una narrativa de nuestra vida a través de las cuales nos pueden seguir los pasos. No obstante, una de las más importantes es la foto del perfil. ¿Por qué hemos elegido esa precisamente y no otra? ¿Qué dice esta foto de nosotros mismos?


Algunos ejemplos

Echemos un vistazo a algunos ejemplos clásicos de las fotos que suelen aparecer en los perfiles de Facebook. Eso sí, aclaro que estas interpretaciones no deben ser tomadas al pie de la letra sino que son tan solo generalizaciones.

1. Perfectamente centrada: Eres un adulto maduro con confianza en ti mismo pero quizás un tin aburrido.

 


2. Retrato en la distancia. No deseas revelar tu propia personalidad, eres tímido y reservado. Probablemente escondas algún defecto físico que no quieres que los demás noten.

 


3. Foto de cuando eras niño. Piensas que todo tiempo pasado fue mejor, sientes una fuerte nostalgia por el pasado y probablemente continúas escuchando la misma música de hace décadas o usando los mismos vestidos. Definitivamente, no deseas cambiar.
 



4. Foto del hijo en ausencia del padre. Probablemente piensas que tener un niño ha sido la tarea más importante que has llevado a cabo en la vida. Y ser padres es algo hermoso pero recuerda que eres mucho más que eso.


 

5. Foto del matrimonio. Quieres dar la impresión de que eres una persona adulta y madura que sabe asumir sus responsabilidades. Pero… ¿lo eres realmente?

 


6. Foto en pareja. Indica que la otra persona es sumamente importante para ti. Probablemente estarías dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de mantener la relación porque ya no concibes la vida sin el otro.

 


7. Foto de un personaje de ficción. No deseas revelar tu propia identidad o eres de esas personas que se deja llevar fácilmente por la opinión de los otros. No te interesa hacer valer tus criterios y opiniones.

 


8. Caricatura. Esta elección puede interpretarse de dos formas: como un intento de mantener las distancias o como una persona que no se toma realmente en serio.

 


9. Foto artística. Normalmente son en blanco y negro y tienen el objetivo de gritarle al mundo que eres un pintor, escritor, poeta. Pero… ¿lo eres de verdad?

 


10. Foto de una fiesta con los amigos. Probablemente indica a una persona sugestionable que se pliega fácilmente a los deseos del grupo y que desea brindar una imagen extrovertida y abierta a las nuevas experiencias.

 



Si te quedan dudas…

Un estudio realizado en la Universidad de Texas realizó un experimento muy sencillo pero genial. Le pidió a una serie de estudiantes que evaluaran el perfil de cinco personas nuevas que habían acabado de conocer en Facebook y que intentaran brindar la mayor cantidad de datos posibles sobre su personalidad.

Posteriormente, los investigadores contactaron a las personas en cuestión y las sometieron a un test de personalidad. Asombrosamente, el perfil de Facebook fue de gran ayuda. Quienes debieron describir la personalidad de estas personas no se equivocaron mucho, sobre todo en las características relacionadas con la introversión/extroversión, la estabilidad emocional y la apertura a nuevas experiencias.

Fuentes:
Huang, C., and Park, D. (2012). Cultural influences on Facebook photographs. International Journal of Psychology; 1-10.
Mendelson, A.L.& Papacharissi, Z. (2010) Lookatus:

CollectiveNarcissisminCollegeStudentFacebookPhotoGalleries. TheNetworkedSelf:Identity,CommunityandCultureonSocialNetwork Sites. Routledge: ZiziPapacharissi.
Gosling, S. D.; Gaddis, S. & Vazire, S. (2007) Personality Impressions Based on Facebook Profiles.

jueves, 24 de mayo de 2012

Efecto Forer: La explicación al por qué creemos en el zodiaco

 El zodiaco es una de las formas de adivinación más antiguas que aún hoy subsiste y que tiene muchísimos adeptos. Aún si las personas conocen (o creo yo que conozcan) que existe una decimotercera constelación que no está contemplada en el zodiaco tal y como hoy se conoce y que se denomina Ofiuco, continúan creyendo en la veracidad de los doce signos zodiacales. ¿Por qué?

Una curiosa explicación al por qué las personas creen en el zodiaco es el Efecto Forer, también conocido como la falacia de validación personal. El Efecto Forer es un sesgo cognitivo y se refiere a que las personas tienden a dar su aprobación a aquellas descripciones personológicas que supuestamente han sido realizadas para ellos pero que en verdad sólo muestran detalles muy vagos que podrían ser aplicados a un gran número de personas.

En un estudio realizado en el año 1948 el psicólogo Bertram Forer le brindó a un total de 39 personas un análisis de personalidad único y les pidió que evaluaran cuán preciso era el mismo en una escala del 1 al 5, siendo 5 la puntuación máxima.

Este análisis estaba compuesto por 13 afirmaciones generales extraídas de los diferentes signos zodiacales, como por ejemplo:

“Tienes una gran necesidad de agradarle a otras personas y de que éstas te admiren”

“Tienes una tendencia a ser crítico contigo mismo”

“Te enorgulleces de ser un libre pensador y no aceptas las ideas de los otros sin las pruebas correspondientes”

Como puede apreciarse, realmente los enunciados son muy generales, aún así las personas afirmaron que eran muy precisos, alcanzando una media de 4,26. Este fenómeno ha sido replicado en otros tantos experimentos y se ha podido validar que entre el 80 y el 90% de las personas consideran que las afirmaciones generales son muy precisas para su caso. Obviamente, existen algunos aspectos que aumentan la veracidad percibida por las personas:

-Cuando se cree que el análisis se aplica sólo a él

-Cuando el análisis atribuye en su mayoría características positivas

-Cuando la persona cree en la autoridad y conocimiento del evaluador

Un truco antiquísimo que permite que las personas se reconozcan en afirmaciones vagas y generales radica en brindar características opuestas que cubran todo el comportamiento cotidiano de la persona; por ejemplo: “a veces eres extrovertido mientras que en otras ocasiones te comportas de manera introvertida”.

Otro de los trucos consiste en insertar afirmaciones que puedan aplicarse a la inmensa mayoría de la gente, como: “te gusta agradar a las otras personas”. O incluir oraciones donde se afirme que tenemos algunas capacidades sin desarrollar: “tienes un potencial considerable por desarrollar”; al fin y al cabo a todos nos gusta que adulen nuestro ego y esto nos provoca una ceguera a la realidad.

Lo cierto es que tendemos a aceptar aquellas afirmaciones en la misma medida en que deseemos que éstas sean reales y nos resulten suficientemente positivas y halagadoras. Otro factor que incide en el Efecto Forer es que en la actualidad debemos manejar demasiada información, la mayoría de la misma muy controvertida, y esto de cierta forma genera un vacío psicológico que nos vemos tentado a llenar con aquellas informaciones sencillas, positivas y esperanzadoras.

Debe tenerse en cuenta que cuando encontramos una creencia (o información) que resuelve una incertidumbre, esto nos predispone a confirmar y dar como verdadera la misma, desechando la evidencia contraria. Así, se dispara una suerte de mecanismo autoperpetuante que consolida el error original y le brinda una confianza excesiva a la creencia.


Fuentes:
Dickson, D.H. & Kelly, I.W. (1985). The ‘Barnum Effect’ in Personality Assessment: A Review of the Literature. Psychological Reports, 57, 367–382.
Forer, B.R. (1949). The fallacy of personal validation: A classroom demonstration of gullibility. Journal of Abnormal and Social Psychology, 44, 118–123.