Existe un proverbio popular que afirma que los ojos son el
reflejo del alma. Quizás por eso muchas personas creen que si miras a los ojos
a alguien, podrás descubrir si este dice una verdad o una mentira. En fin,
podrás leer sus verdaderos sentimientos.
Los expertos en lenguaje extraverbal dan un paso más allá y
afirman que cuando las personas diestras mueven sus ojos hacia arriba y la
izquierda, es que están evocando una imagen real. Sin embargo, cuando los ojos
se mueven a la derecha es que están accediendo a la parte creativa del cerebro;
por ende, existen grandes probabilidades de que esté contando una mentira.
Esta teoría data de la década del ’70 y se encuentra muy
extendida, sobre todo en los cursos de entrenamiento neuro-lingüístico. No
obstante, la verdad es que no existen suficientes evidencias científicas que
soporten esta idea.
De hecho, en un estudio publicado en la revista PLoS One,
investigadores británicos afirmaron que no existe un patrón de movimiento de
los ojos que permita detectar las mentiras. El primer estudio se realizó en 32
personas diestras, a los cuales se les monitorizó los movimientos de los ojos
mientras decían mentiras o contaban historias reales de sus vidas.
En la segunda fase del estudio, se reclutaron a 50 personas
y se les pidió que detectasen los signos de mentira en alguien que
supuestamente contaba hechos de su vida. A la mitad de estas personas se les
entrenó para que estuviesen atentos a los movimientos de los ojos. Sin embargo,
este entrenamiento no fue de gran ayuda. Las personas entrenadas no
descubrieron más mentiras que los del grupo que no había recibido ningún tipo
de entrenamiento para detectar mentiras.
Finalmente, los investigadores decidieron comprobar su
hipótesis en la vida real. Para ello examinaron los archivos de video de 52
personas que realizaban declaraciones públicas que después se revelaron como
verdaderas o inciertas. Tampoco en estos casos se pudo observar que el
movimiento de los ojos delatase una mentira.
En resumen, que el movimiento de los ojos no es el indicador
más adecuado para detectar una mentira. En vez de ello, nos debemos fijar en la
dilatación de las pupilas, un cambio que puede indicar miedo pero también deseo
o incluso una mentira.
Otra pista es la forma de mantener la mirada. En el
imaginario popular está asentada la idea de que la persona que miente no mira a
los ojos. Esto es verdad pero solo en parte ya que muchos mentirosos miran
directamente a los ojos para convencer a la otra persona. Es una técnica
sencilla para convencer al otro. La clave está en la duración de la mirada. En
una conversación normal, los ojos se entrecruzan, se bajan, se desvían. Todos
estos son movimientos normales. Sin embargo, cuando la mirada se mantiene fija
durante mucho tiempo, existen grandes posibilidades de que la persona esté
intentando convencerte de algo, que puede o no ser una mentira.
Finalmente, vale aclarar que en Psicología lo más importante
es no asumir un indicador a rajatabla y basar toda una teoría en un solo
aspecto. La dirección de la mirada es tan solo un factor más que se debe
analizar dentro de un conjunto mucho más amplio de señales donde deberás tener
en cuenta desde las características de personalidad hasta el contexto en que se
desarrolla la conversación.
Fuente:
Wiseman, R.
Et. Al. (2012) The Eyes Don’t Have It: Lie Detection and Neuro-Linguistic
Programming. PLoS ONE; 7(7).
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