Vale aclarar que la autoindulgencia es un concepto muy
diferente al de la autoestima. La autoestima indica los sentimientos que
experimentas hacia ti mismo mientras que la autoindulgencia indica la
posibilidad de perdonarnos nuestros errores aceptando nuestras opiniones y
comportamientos.
Ser autoindulgente significa tratarnos a nosotros mismos con
la bondad, el cariño y la comprensión con que trataríamos a un amigo. Y no es
lo mismo que ser autocompasivo, ya que este concepto se relaciona con las
personas que se tienen lástima, que evitan las críticas y que no quieren
interiorizar ningún concepto negativo sobre su persona.
En resumen, ser autoindulgentes simplemente significa ser
conscientes de nuestros errores pero aún así, amarnos y tratarnos con respeto y
bondad.
Pues bien, el estudio en cuestión ha mostrado que este tipo
de aproximación nos ayuda a enfrentar las crisis. Por ejemplo, se apreció que
las personas que aplican el concepto de autoindulgencia después de un divorcio,
lograban adaptarse más rápidamente a sus nuevas condiciones de vida, con mayor
éxito y sin que su autoestima saliese dañada.
Pero lo más interesante es que, muy al contrario de las
creencias populares que afirman que para lograr los objetivos debemos tratarnos
duramente, se ha demostrado que ser autoindulgentes realmente no disminuye ni
afecta nuestros objetivos sino todo lo contrario. Además, en el caso de que no
lográsemos alcanzar nuestras metas, no saldríamos tan mal parados de la
experiencia.
¿Cómo desarrollar la autoindulgencia?
Afortunadamente, existen muchas formas de desarrollar la
autoindulgencia, desde la meditación hasta trucos mucho más sencillos como por
ejemplo: presionar tu mano contra el corazón y sentir sus latidos o cruzar los
brazos dándonos un abrazo simbólico. Obviamente, estos trucos no nos harán ser
autoindulgentes por toda la vida sino que promueven esta actitud durante
algunos minutos.
Un estudio recientemente realizado en la Universidad de
California mostró que para potenciar la autoindulgencia, una buena estrategia
es actuar tolerantemente ante los otros. Es decir, en el experimento le
pidieron a algunas personas que fungieran como tutores de otros participantes,
guiándoles a través de diferentes tareas pero sin realizar críticas negativas y
sin hacerles reproches.
Después de esta actividad, los que actuaron como “tutores”
debían completar un cuestionario donde se evaluaba la autoindulgencia. El
resultado no dio lugar a dudas: aquellas personas que se habían mostrado más
tolerantes y amables con sus pupilos, también eran más indulgentes consigo
mismas pero a la misma vez, se sentían más motivados a cambiar y mejorar sus
propias lagunas emocionales o intelectuales.
Otra manera para potenciar la autoindulgencia consiste en
imaginarnos como niños pequeños. Cuando te vayas a realizar un reproche que no
mereces o te vayas a castigar sin razón, imagina que estás lanzando esas
palabras llenas de rencor a un niño pequeño, piensa en las consecuencias que
eso tendría en su vida futura. ¿A qué no lo harías?
Fuentes:
Breines, J. G. & Chen, S. (2012)Self-Compassion
Increases Self-Improvement Motivation. Personality and Social Psychology
Bulletin; 38(9): 1133-1143.
Neff, K. D.
& Vonk, R. (2009) Self-Compassion Versus Global Self-Esteem: Two Different
Ways of Relating to Oneself. Journal of Personality; 77(1): 23-50.
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