En el experimento se estimularon neuronas de la corteza
frontal usando la técnica no invasiva de estimulación magnética transcraneal.
Luego, simplemente se observó cómo respondía el resto del cerebro, comparando
los resultados de las personas que se habían mantenido despiertas durante las
últimas 2, 8, 12 y 32 horas.
Para entender la lógica del experimento, baste imaginar en
un amigo nos gasta una broma pesada y presiona fuertemente con su dedo entre
nuestras costillas. Cuando estamos bien despiertos probablemente esta acción la
veremos venir y nos limitaremos a quitarle la mano. Sin embargo, cuando estamos
cansados o tenemos sueño, quizás nos asustemos y peguemos un salto enorme. En
la misma medida en que más cansados estemos, más exagerada será nuestra
respuesta. Pero… ¿se aplica esta misma lógica al cerebro?
Pues sí. Mientras más cansado estemos, más nervioso e
irritable será nuestro cerebro por lo que, con la estimulación, este responde
inmediatamente generando picos de actividad.
Este nuevo descubrimiento explicaría algunos hechos que han
desconcertado a los médicos durante mucho tiempo como por qué las personas con
epilepsia suelen tener más ataques mientras más tiempo se mantengan despiertos
y cómo es posible que los pacientes con depresión severa y una actividad
cerebral anormalmente baja, mejoren después de haberse saltado una noche de
sueño.
Y es que, en práctica, el cerebro de una persona cansada o
con sueño reaccionaría de manera casi instantánea ante los estímulos. ¿Por qué?
Los investigadores piensan que la clave se encuentra en el
número de las sinapsis. Es decir, cuando estamos plenamente conscientes y
alertas, en nuestro cerebro tienen lugar miles y millones de sinapsis. Sin
embargo, lo cierto es que muchas de estas conexiones son irrelevantes ya que
captamos numerosos detalles del ambiente que no son importantes.
Al contrario, al estar cansados, el número de sinapsis
irrelevantes disminuye haciendo que el cerebro se concentre en aquellos
estímulos que son realmente importantes. Como resultado, muestra una reacción
“exagerada” ante los mismos.
Para comprender esta reacción podemos imaginarnos que
estamos en un bosque con todos los sonidos que este posee (el rumor de las
hojas al ser movidas por el viento, las aves, los animales, el río que corre y,
a lo lejos, sentimos el aullido de un lobo). Este sería nuestro cerebro
despierto asumiendo toda la información que está a su alrededor. En este
contexto el aullido del lobo despierta una leve desazón ya que está camuflado con
otros sonidos y experiencias.
Sin embargo, ¿qué pasaría si quitásemos el rumor de las
hojas de los árboles, el gorjeo de las aves, el sonido de los animales y el
discurrir del río? De seguro el aullido del lobo nos resultaría muy vívido y
aterrador.
Fuente:
Massimini, M. et. Al. (2012) Human Cortical Excitability
Increases with Time Awake. Cerebral Cortex; 22(9).
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