Sin embargo, aunque echemos mano a la memoria todos los
días, esto no significa que entendemos bien cómo funciona. De hecho, recién
ahora los psicólogos están redescubriendo esta función psicológica.
Si comprendes cómo funciona tu memoria, podrás mejorarla.
Por eso ahora vamos a echarle un vistazo a algunos de los mitos más comunes
sobre el funcionamiento de la memoria:
1. La memoria no decae con el tiempo. ¿Quién no ha
experimentado la frustración de hurgar en la memoria y no encontrar el recuerdo
que andaba buscando? Es cuando dices “lo tengo en la punta de la lengua” porque
estás seguro que el recuerdo está allí pero eres incapaz de hacerlo consciente.
Desde esta perspectiva, puede parecer muy obvio que la
memoria decae con el tiempo. Sin embargo, cada vez más los investigadores están
convencidos de que nuestra memoria tiene una capacidad asombrosa y que almacena
prácticamente todo lo que vivimos, el problema es que después no somos capaces
de encontrar el recuerdo.
En práctica, es como si tuviésemos un enorme almacén de
recuerdos pero en la misma medida en que se va llenando, se nos hace más
difícil acceder a algunas de estas “gavetas”. En este punto te estarás
preguntando qué sentido tiene almacenarlo todo si después no lo podemos
recordar. He aquí la respuesta.
2. El olvido nos ayuda a aprender. La idea de que olvidar
algo nos ayude a aprender puede parecer un contrasentido pero basta imaginar
que lío tendríamos en nuestra mente si pudiésemos recordar cada detalle de
nuestra vida. Nuestra memoria elige los recuerdos más trascendentales, ya sea
desde el punto de vista emocional o cognitivo, y les da prioridad sobre los
otros. De esta forma, podemos accede inmediatamente a estos contenidos y usarlos
para aprender otras cosas.
Es un fenómeno similar a cómo organizamos la pantalla de
nuestro ordenador. Normalmente ponemos en el desktop solo los programas o
carpetas que nos resultan más significativos. De esta forma, cuando los debemos
usar, los tenemos a la mano. Sin embargo, en nuestro ordenador tenemos más
información, si bien toda no se muestra en el desktop.
3. Los recuerdos “perdidos” se pueden recuperar. Si partimos
del presupuesto de que hemos almacenado prácticamente todo lo que hemos vivido
en algún lugar de la memoria, entonces es fácil comprender que, con las
técnicas adecuadas, podemos recordar cualquier información. A veces basta
esforzarse un poco, otras veces serán necesarias técnicas más complejas, como
la hipnosis.
4. Cuando traemos a la mente un recuerdo, lo estamos
alterando. Solemos pensar en la memoria como un gran almacén donde dejamos
colocados los recuerdos y estos permanecen allí, fieles e inalterables. Sin
embargo, la realidad es bien distinta, nuestra memoria es creativa y a veces
entremezcla informaciones, le quita y le añade detalles.
Cada vez que traemos a la mente un recuerdo, este se
consolida y se hace más fuerte, en comparación con la otra información que
tenemos almacenada. Por ejemplo, imaginemos que estamos recordando un regalo
especial que nos hicieron cuando cumplimos los seis o siete años. En la misma
medida en que nos focalicemos en este regalo, el recuerdo de los otros regalos
se irá opacando. Y mientras más recordemos la situación en la que recibimos el
regalo en cuestión, más estaremos reconstruyendo nuestro recuerdo del
cumpleaños ya que estaremos priorizando unas experiencias sobre otras. De
hecho, hoy se conoce que es posible implantar recuerdos falsos.
5. La memoria se “recarga”. Pongamos que deseamos aprender a
jugar al balonmano. ¿Sería mejor dedicarle una semana entera al saque, otra a
recibir y así sucesivamente o es mejor mezclar todos los aprendizajes?
Según los expertos, lo mejor es mezclar las técnicas pues
así podemos memorizar mejor los movimientos. Y lo mismo vale para la memoria
declarativa; es decir, para aprender los contenidos que nos enseñan en la
escuela. ¿Por qué?
La explicación es muy sencilla: todo parece indicar que cada
vez que cambiamos de actividad para focalizarnos en otra, nuestra memoria sufre
una especie de “recarga”. Es decir, es como si todos los recuerdos con los
cuales estábamos trabajando, pasasen a un segundo plano para recargar una
información nueva y más pertinente con la tarea que estamos realizando aquí y
ahora