Un estudio desarrollado en la Universidad de Chicago afirmó
recientemente que Facebook y Twitter son más adictivos que los cigarrillos o el
alcohol. La investigación se basó en el análisis de los deseos cotidianos de
250 personas. Así, se apreció que muchísimas personas experimentaban la
necesidad de pasar un rato en las redes sociales y que este impulso era
particularmente difícil de controlar, tanto como la necesidad de fumarse un
cigarrillo o beber alcohol.
¿Qué significa esto? Pues que, para las personas que ya
tienen ciertos problemas para controlar sus impulsos, las redes sociales como
Facebook y Twitter podrían ser detonantes de un comportamiento adictivo.
Pero aún hay más: en un estudio realizado en la Universidad
de Bournemouth se apreció que quienes habían estado desconectados 24 horas de
las redes sociales reportaban sensaciones de: ansiedad, irritabilidad,
inseguridad, nerviosismo, cansancio, ira, confusión, soledad, depresión e ideas
paranoides. Y cualquier semejanza con los síntomas de las adicciones no es una
mera coincidencia.
Pero lo que es aún más importante: mientras más tiempo
pasamos conectados a las redes sociales, más disminuye nuestro desempeño
estudiantil o laboral puesto que somos menos productivos y más se dañan
nuestras relaciones interpersonales en el mundo real. Otros dos aspectos
básicos que se tienen en cuenta para diagnosticar una adicción.
El mayor problema es que conocemos el poder adictivo de las
drogas pero no somos conscientes del poder adictivo de las redes sociales por
lo que resulta mucho más sencillo caer en esta trampa. Inicialmente comenzamos
creando un perfil y poco a poco vamos conectando con más personas hasta el
punto que necesitamos revisar constantemente qué está sucediendo en la red.
Particularmente, creo que, como en el caso de las drogas, la
solución no está en eliminarlas sino en aprender a controlar nuestros impulsos
y darle a cada cosa la importancia que merece.
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