Probablemente todos conozcan a Freud como el padre del
psicoanálisis y los que han profundizado un poco más en su vida sabrán que era
un consumidor habitual de cocaína. Sin embargo, las razones que llevaron a
Freud a consumir cocaína usualmente quedan oscurecidas.
Recientemente Howard Markel, profesor de Historia de la
Medicina en la Universidad de Michigan, ha traído a la luz estas razones en su
libro “An anatomy of addiction: Sigmund Freud, William Halsted and the Miracle
Drug Cocaine”.
1. Freud se sintió atraído inicialmente por la cocaína
porque deseaba ayudar a un amigo íntimo. Uno de los amigos más cercanos de
Freud, el doctor Ernst von Fleischl-Marxow, era un adicto a la morfina y Freud
pensaba que la cocaína realmente podía curarle.
A la edad de 25 años el brillante y prometedor
Fleischl-Marxow tuvo un ligero accidente mientras diseccionaba un cadáver: se
cortó un dedo de la mano derecha con el bisturí. Lo que parecía una herida sin
importancia se convirtió en una terrible infección que conllevó a la amputación
del dedo.
Pero el verdadero problema sobrevino después: el tejido sano
presentó dificultades para cubrir la parte seccionada por lo que esta se ulceró
y se subsiguieron periodos de ulceraciones e infecciones. El dolor era muy
fuerte por lo que Fleischl-Marxow recurrió a la morfina para combatirlo y de
ahí, el camino a la adicción fue cuesta abajo.
Pues bien, en aquella época la cocaína era comprendida como
una panacea para todo tipo de dolores, desde las jaquecas hasta la depresión
por lo que no es extraño que Freud decidiese iniciar sus investigaciones con la
cocaína como un antídoto a la adicción.
Así, en mayo de 1884 probablemente Fleischl-Marxow se
convirtió en el primer adicto a Europa en ser tratado con este nuevo
“medicamento todopoderoso”. Obviamente, los resultados fueron desastrosos.
2. Como muchos doctores de la época, Freud experimentaba las
drogas nuevas en sí mismo. Hace años era una costumbre bastante “normal” que
los médicos probaran nuevas drogas y vacunas en sí mismos. De hecho, la
historia está llena de ejemplos de este tipo.
Según Howard Markel, a lo largo de varias semanas Freud
ingirió decenas de veces dosis de cocaína que variaban entre .05 y .10 gramos.
De esta forma fue capaz de precisar con exactitud los efectos secundarios
inmediatos de la droga.
Obviamente, lo que no fue capaz de analizar fueron sus
efectos a largo plazo. De hecho, se afirma que llegó a recomendarla y regalarla
a algunos de sus amigos para permitirles estar más fuertes y tomar color en las
mejillas.
3. El deseo de avalar científicamente el uso de una cura
potente para muchos males. En el año 1884 Freud escribió un ensayo médico sobre
la cocaína denominado “Über Coca”. Pero al contrario de lo que esperaba, no
obtuvo el éxito deseado.
En este ensayo hablaba sobre los efectos fisiológicos de la
cocaína e incorporó sus propios sentimientos, sensaciones y experiencias con el
uso de la misma. También la recomendó como una solución para el abuso de
morfina y de alcohol pasando totalmente por alto las propiedades adictivas de
esta sustancia así como sus efectos analgésicos.
Después de 12 años de uso compulsivo de la cocaína, se cree
que Freud dejó de consumirla en el otoño del 1896.
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