Es interesante conocer la cantidad de gestos distintos que pueden delatar el nerviosismo en una persona. Desde un ligero tic en el ojo, pasando por un pequeño aumento de la sudoración e iclusive un leve tartamudeo, pueden indicarnos que la persona no está muy dispuesta a continuar la conversación. Pero éstas son señales muy notorias; sólo ocurren cuando la persona se encuentra bajo un estrés considerable. ¿Cómo podemos identificar esos detalles más sutiles, que pasan casi desapercibidos?
La respuesta: estar viendo siempre los dedos de la otra persona. No las manos en general, sino los dedos propiamente. En ese sentido, nos ahorramos mucha energía, pues la mayoría de los gestos maipuladores que usamos al hablar involucran inconscientemente el uso de los dedos. Podemos pasarlos por la cara o juguetear con un bolígrafo; la lectura es la misma.
Pero los dedos son aún más delatores cuando nos revelan micropicores, que son respuestas físicas a un estado de ansiedad que nos embarga. Estos micropicores se manifiestan de dos maneras: a) una mano “rasca” ligeramente el dorso de la otra, o b) un dedo (generalmente el índice) se frota contra otro dedo (generalmente el pulgar) de la misma mano.
¿Por qué ocurre este fenómeno? Ya hemos hablado en otros artículos que ciertas manifestaciones no verbales son residuos de expresiones mucho más intensas de cuando éramos niños, y los micropicores no son la excepción. Son un legado directo de aquellas caricias en el pelo que nos hacían nuestros padres para aliviar un poco nuestros fugaces estados de ansiedad infantil. Ese acariciar rítmicamente surtió tanto efecto que aún hoy es necesario (aqunque sepamos que las normas establecidas etiquetan como raro el que alguien se acaricie la cabeza).
Debido a los parámetros impuestos por nuestra cultura y educación, estos movimientos son reprimidos… pero no por mucho tiempo; de ahí surgen los movimientos milimétricos de un dedo que se frota contra otro, que juega con una cutícula, o inconscientemente nos frota los nudillos de manera casi imperceptible.
¡Debes estar muy atento a este gesto! Esto quiere decir que la persona se siente un poco ansiosa. Ya sabes que el primer paso es hacerla entrar en confianza; la venta (o la idea que quieras enseñarle) nunca entrará si nuestro interlocutor no está relajad@ del todo.
Fuente:http://lenguajecorporal.org